jueves, 28 de octubre de 2010


Todos sabemos que fue Un verano descalzo y rubio Que arrastraba entre los pies Gotas claras del mar oscuro.

En el pecho dos medanos eternos Y en los ojos un cielo transparente, Que brillaba trás del sol,
Serena y furiosamente.

Quizas sepan que tenía Una eterna compañera, Que reía y se entregaba Desnuda sobre la arena,
Que volaba cuando estaba en algún sueño Para despertarse dentro de su dueño,
Al que le daba su amor, Hermosa y salvajemente.

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